Dicen las gentes de antaño que entre olas y gaviotas se mece en el Atlántico, una isla que aparece y desaparece a los ojos del isleño.
En ella vive un pueblo de míticos gigantes, y se escuchan los cantos y los tambores del pasado. Allí sigue Achamán, dios poderoso y eterno, sentado en el gran Echeide y Chaxiraxi, la madre tierra, hace danzar con su manto verde a los seres del poblado.
Que sigan danzando los dioses para evocar esta historia donde valientes guerreros luchaban con honor y gloria.